El servicio como meta

Una de las cosas que más que queman y me decepcionan es cuando recibo un mal servicio, ya sea en la vida cotidiana, restaurantes, bares, tiendas, como en la vida profesional, colegas, colaboradores, proveedores.

En un mundo donde la queja es una constante, veo muy pocas muestras de servicio real y verdadero, ya sea con el objetivo de obtener un retorno empresarial o simplemente de agradar. Creo que no somos conscientes de lo que supone y del malestar que causa.

No quiero quejarme, quiero buscar la reflexión en todos y cada una de las personas que interactúan con su entorno, y que no le dan valor al servicio, cuando es lo único que está en nuestra mano para dejar una “huella” en positivo.

Para mí es muy importante, el buen servicio implica comenzar con una escucha activa, con preguntas, con atención a los detalles, y sobre todo cumpliendo lo que se acuerda, sé que no soy ejemplar en mis interacciones, pero sí lo tengo presente, y lo trabajo a través de la autoconsciencia, y además siempre lo que más te quema de los demás, son tus propios errores.

Así que mi reflexión es piensa en el servicio como meta, como misión, en tu vida laboral y sobre todo personal, y en el momento que tú seas capaz de darlo, empieza a pedirlo a los demás.

Estamos para servir al otro, donde quiera que estés.

No te rindas, no te rindas nunca.

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